No les puedo considerar mi familia, porque nunca fueron una unión, un hogar al que llegar después de clase y contar las anécdotas del día. Son dos extraños que en el fondo de mi corazón les quiero y les deseo lo mejor, aunque ellos nunca lo pidieron para mi, o quizás si.
No puedo considerar padre a alguien que me considera una responsabilidad, a alguien que ni siquiera quiere vivir y compartir su tiempo conmigo, no soy su hija sino porque lo pone un papel.
Tampoco puedo considerar una madre a una persona que un día nos dejó, sin más desapareció en la cercanía.
Yo comprendo que hay que saber perdonar pero tampoco olvidar. Gracias a ellos hoy soy quien soy, me han hecho crecer aunque no sé si se pararon a pensar si yo quería crecer o no.
"Quizás escriba esto desde la rabia de no haber tenido un beso de buenas noches..."