Estuvimos un rato en silencio, los dos desnudos, uno sobre el otro, escuchando latidos y encontrando poco a poco la felicidad, que con cada latido se hacía más presente. Era maravilloso oír su respiración un poco entrecortada por mi peso sobre él.
"Era todo tan perfecto que me daba miedo parpadear por si acaso todo aquello se esfumara."
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