Que si que todo te da igual, que eres una piedra pero esta piedra lleva demasiado quemándose. Y pocos son los que me ayudan a apagar esto que me rodea.
¿A quién le importa que una piedra esté ardiendo? a aquellos que la conocen de verdad y sabe lo que duele.
Yo, sinceramente, nunca seré una princesa a la que cuidar, porque soy capaz de salvarme sola, Sólo diré que las princesas chillan y lloran, patalean, se les rompe su vestido y todos acuden a salvarla. Las "strongwoman" clásicas, como yo, ardemos un día y otro... pero seguimos en pie, con una sonrisa y unos ojos que a veces nos gusta rehuir porque se nos puede leer la mirada.
Y sí, ardemos un día y otro, sin hacer ruido, y ese es nuestro problema, el silencio que ofrecemos a los demás acerca de lo que sentimos, hasta que nos quebramos y pasa algo parecido a esto.
Y nos partimos en dos y nos damos cuenta que no hace falta estar completo que nadie tiene que venir a remendarme el vestido o decirme lo guapa que estoy. Sólo un hombro, una mano, un corazón, un pie, eso que dejó de funcionar en mí pues prestarlo hasta que la roca vuelva a ser la misma...
"Porque para mi eso es la amistad"
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