Podrían dañarnos o hacernos tocar el cielo. Podrían cubrir nuestras heridas y curarlas. Tienen tanto poder, que pueden llegar a marcar el alma a fuego lento. Guardan nuestras vidas, en marcas de tiempo, guardan los secretos de la piel, que debería estar prohibida. Nuestras manos, tienen nuestras fuerzas y nos ayudan a levantarnos siempre que caemos.
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