Una vez oí a una mujer decirle a su hija, cuando estaba muy triste:
-Tengo el mundo encima...
A lo que la hija le respondió
-Mamá lo único que tienes encima es el cielo.
Una vez miré hacia arriba y donde estaba el cielo, vi tus ojos, haciendo de ellos, mi cielo. Cada vez miro hacia arriba allí están tus ojos, viendo cada paso, descubriendo siempre un cielo azul entre las nubes negras. Allí están, dándome matices del azul en cada día que paso a tu lado.
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