Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores,
del interrogante en tu mirada.
Cuánto tiempo ha pasado desde la fuerza que se sentía en tu mirada, del fuego que había en cada beso. Alomejor no tanto tiempo, quizás una eternidad.
Pero sé, que más mujer y menos niña te sigo amando, como la niña que un día fui y la mujer que convertiste.
Estás aquí en las palmas de mis manos, en cada dedo entrelazado, en una mirada perdida o en cada respiración que aguanto cuando te pienso. Estás aquí entre mis cuatro paredes rojas...
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